6 feb 2010

Fuera de lugar

Por: Emmanuel Hernández

Tírale si tienes huevos…

Estas palabras han conmocionado a un país entero y además parecen ser el final de una carrera futbolística que prometía ser brillante. Ojala todo termine en eso y no con la vida de Salvador Cabañas, que es lo más importante.

Hoy hay quienes preguntan ¿Qué hizo un jugador de futbol para acaparar los titulares noticiosos y las pláticas de la gente por encima de otros problemas nacionales mucho más relevantes?
La respuesta va más allá de las oficinas de la televisora que cada quince días le entrega su cheque al jugador.

México no tiene héroes ni líderes, o no confía en ellos.

El fanático ve en los jugadores de futbol entes capaces de realizar proezas fantásticas, los siguen, los imitan, los idolatran. El silbatazo se convierte en válvula de escape a la realidad, un partido entrega al menos noventa minutos de espera para la felicidad.

Cabañas logró lo que muchos solo soñaron, regresar a aquellos que han sido abducidos por el futbol al mundo real.

Por eso ver al futbol como algo trivial es imposible, nos ha revesado y se ha convertido en algo mucho más complejo. Mientras el balón rueda en las gradas se esconde la inevitable necesidad humana de triunfar.

México no ha aprendido a jugar en equipo, por eso no hemos ganado un mundial...

Por eso un futbolista baleado en la madrugada nos sigue importando demasiado.

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